La tensión que sostienen Estados Unidos y China ha alcanzado un máximo histórico. Y el detonante ha sido el fabricante de memorias estadounidense Micron Technology. El 7 de octubre de 2022 la Administración de Joe Biden decidió incluir toda la industria china de los semiconductores en la lista que refleja el alcance de sus sanciones, y el Gobierno de Xi Jinping ha reaccionado cercando a Micron y amparándose en la misma justificación utilizada por EEUU: la defensa de la seguridad de su nación.
No pinta bien. Las posturas de estos países nos invitan a prever que a corto plazo no van a dar ningún paso que les permita moderar la tensión. Hay muchos intereses económicos, geoestratégicos y de desarrollo tecnológico en juego. Tantos, de hecho, que otros países se han visto involucrados de una forma directa en este conflicto. Corea del Sur es uno de ellos. Precisamente en lo que se refiere al tira y afloja entre China y EEUU este último país tiene la sartén bien agarrada por el mango.
Corea del Sur está preparada para hacer valer sus intereses
Para entender qué nos ha traído hasta aquí es importante que indaguemos brevemente en la estrategia que EEUU está desplegando para reforzar su industria de los semiconductores. En julio de 2022 la Administración de Joe Biden aprobó el programa ‘Chips and Science Act’, que prevé invertir 52.000 millones de dólares en el tejido empresarial que sustenta la fabricación de chips en suelo estadounidense. No obstante, este dinero es solo un anzuelo que persigue atraer inversión tanto de las empresas de EEUU como de las compañías extranjeras.
Dos de las corporaciones que ya han iniciado los trámites para acogerse al programa ‘Chips and Science Act’ son las surcoreanas Samsung y SK Hynix. La primera ha invertido 17.000 millones de dólares en la puesta a punto de una planta de semiconductores de última generación que ya está siendo construida en Taylor (Texas). Si todo sigue su curso podrá empezar a fabricar chips a finales de 2024. Y SK Hynix, que es uno de los mayores fabricantes de circuitos integrados de memoria y sensores CMOS del planeta, planea construir en Estados Unidos una planta avanzada de empaquetado de semiconductores.
En un giro inesperado de los acontecimientos el pasado 27 de marzo el Departamento de Comercio de Estados Unidos detalló las condiciones que deben cumplir las empresas que quieren acogerse a este programa, y una de estas cláusulas les exige entregar su previsión de rentabilidad con el propósito de confiscar el exceso de beneficios si finalmente llegase a producirse. Según el diario BusinessKorea Samsung y SK Hynix no están dispuestas a aceptar estas condiciones debido a que su competitividad se vería seriamente afectada.
Para seguir adelante nos interesa cambiar de tercio y retomar el conflicto abierto que mantienen EEUU y China. La Administración de Joe Biden está decidida a proteger los intereses de Micron Technology, y para lograrlo no ha dudado en atacar de una forma directa al mercado chino provocando que esté aquejado de un déficit de chips de memoria. Samsung y SK Hynix son los principales competidores de Micron, de modo que a China no le va a quedar más remedio después de vetar los chips de esta última empresa dentro de su espacio que recurrir a las memorias de las compañías surcoreanas.
EEUU ha tomado cartas en el asunto. Una forma eficaz de asfixiar la industria tecnológica china consiste en privarla de chips de memoria debido a que están presentes en esencialmente todos los dispositivos electrónicos que se fabrican. Por esta razón el Ejecutivo estadounidense ha pedido a su homólogo surcoreano que Samsung Electronics y SK Hynix dejen de suministrar estos semiconductores a China. Para Corea del Sur esta coyuntura representa una oportunidad excepcional.
El Gobierno estadounidense necesita su complicidad para incrementar la presión sobre el mercado chino, y, por otro lado, la Administración de Xi Jinping requiere reforzar los lazos comerciales que tiene abiertos con Corea del Sur para sostener su ecosistema tecnológico. Decida lo que decida su Gobierno, este último país con toda seguridad va a salir reforzado a corto plazo. Los lazos que lo unen a EEUU son actualmente más sólidos que los que mantiene con China por muchas razones, pero una de ellas es crítica: su enemistad con Corea del Norte.
Contar en el respaldo de EEUU si en algún momento Corea del Sur llegase a las manos con Corea del Norte será fundamental, por lo que es probable que finalmente el Gobierno surcoreano dé luz verde a la petición de la Administración de Joe Biden. Sobre el terreno esta medida perseguirá limitar drásticamente las memorias que Samsung y SK Hynix entregarán a las empresas chinas, de modo que si finalmente se activa esta contingencia el Gobierno estadounidense tendrá que resarcir de alguna manera a las compañías surcoreanas.
Es evidente que en estas circunstancias la presión que el Departamento de Comercio de Estados Unidos está ejerciendo sobre Samsung y SK Hynix podría diluirse. O, incluso, evaporarse por completo. Los acontecimientos siguen su curso, y ante todo nos invitan a reflexionar acerca de la forma poco sutil en que los intereses económicos se entremezclan con las necesidades geoestratégicas de las grandes potencias hasta el punto de dar forma a un entramado extraordinariamente complejo en el que no resulta fácil orientarse.
Este artículo fue publicado en Xataca
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